El oro está de regreso. Hasta hace poco más de un año, la onza contaba con un techo de cotización en los US$1.200, pero en este momento se ha consolidado por encima de los US$1.350, con promedios mensuales que ya han alcanzado los US$1.400. En resumen, el oro cotiza en máximos no vistos en por lo menos cinco años.
¿Cuáles son las razones detrás de este pronunciado repunte del oro? La guerra comercial entre EE.UU. y China representó el principio del despegue, teniendo un gran soporte en las tensiones reinantes en Medio Oriente. Este cúmulo de factores geopolíticos ha conformado el principal ingrediente para que el oro cotice a los valores que observamos hoy en día. Ejemplo de ello es la revalorización en más de US$100/oz en solo un mes, un fiel reflejo de que el escenario político global no deja de ser tormentoso.
En sintonía a factores geopolíticos, circunstancias de mercado brindan soporte a la demanda aurífera, y su posterior impacto en su cotización. Según el World Gold Council, la demanda aurífera global creció a más de 1.050 toneladas en el primer trimestre del año en curso. Y en el caso de los bancos centrales, se alcanzó el máximo registro histórico, con países con rol netamente comprador, como son los casos de China y Rusia.
De una forma u otra, todavía no se puede concluir sobre una recuperación plena del oro, pero sí se está en condiciones de destacar que la revalorización sufrida por la onza permite avizorar un panorama alentador para el futuro cercano. Este resurgimiento puede sentar las bases para una mayor apuesta de los operadores auríferos a efectos de poner en valor depósitos identificados, o seguir incursionando en actividades exploratorias.
En este sentido, muchos proyectos pueden ver su luz verde con el aumento de la cotización de los commodities mineros. En el caso de Argentina existe una importante gama de proyectos asociados al metal dorado que necesitan, entre otras cosas, de un impulso en la cotización de los minerales: si la escalada del oro es sustentable en el tiempo, es muy posible que estos emprendimientos puedan conseguir financiamiento para continuar con su avance. La puesta en valor de proyectos mineros se traduce en un impacto ampliamente positivo para todos los interesados, particularmente para las comunidades donde se localizan estos cuerpos minerales, observando a la industria minera como una actividad genuina que ofrece oportunidades de crecimiento sustentables.
Este nuevo capítulo en la historia del oro nos muestra un cambio de rumbo. La aceleración de esta tendencia se podrá observar en los próximos meses. De cualquier manera, la comunidad inversora considera que se han comenzado a establecer las bases de una nueva era para el metal dorado.