La reactivación de la minería en Mendoza fue un sueño efímero. Luego de que en vísperas de fin de año los senadores y los diputados locales dieran luz verde al proyecto de modificación de la Ley 7722 para impulsar el desarrollo minero provincial, presentado por el Poder Ejecutivo, la Cámara de Diputados derogó la denominada “ley minera” que proponía la utilización controlada de sustancias químicas, y es por ello que no habrá actividad minera metalífera.
Duró poco. La ley 9209, sancionada el 24 de diciembre con un amplio aval en el ámbito legislativo -28 votos a favor y 7 en contra en Senadores, y 36 votos a favor, 11 negativos y una abstención en Diputados- permitía el uso de sustancias químicas a excepción del mercurio, impulsada por el flamante gobernador de la provincia, Rodolfo Suárez. El primer mandatario de la provincia cuyana, quien accedió a la gobernación con el 51% de los votos y más de 15 puntos de diferencia sobre su contrincante, informó en todo momento de su campaña que el impulso de la actividad minera sería uno de las políticas de estado durante su gestión.
La apuesta realizada por el gobernador Suárez para con la minería fue muy fuerte. La ley 9209 sumaba nuevos conceptos y estándares, entre los que se incluían la exigencia de rigurosos estudios ambientales antes de habilitar un proyecto, en donde fueran consultadas todas las instituciones científicas de la provincia, incluyendo Irrigación, IANIGLA (glaciares), y universidades. Y, si estos estudios hubieran demostrado que el impacto ambiental del emprendimiento no era compatible con la naturaleza del lugar el proyecto, no se aprobaba y no se ejecutaba. Asimismo, la ley 9209 incorporaba temáticas de relevancia como Plan de Ordenamiento Territorial, Policía Ambiental para control de las actividades extractivas, y Comisión Bicameral para supervisión del trabajo del Poder Ejecutivo, sumado a la creación de un Fondo de Compensación Hídrica que permitía financiar obras para mejorar la utilización del agua en toda la provincia.
Pero, a pesar de todo lo presentado y propuesto por el Gobierno de Mendoza, los movimientos antimineros se manifestaron públicamente con toda su fuerza, y con la única y sólida intención de derogar la ley recién sancionada. Esa fue su única forma de expresión: intentar prohibir lisa y llanamente el desarrollo minero a través de la violencia, pero también utilizando la difusión y propagación de miedos y temores infundados, flameando ideologías anti-sistema que se oponen al desarrollo de todos y cada uno de los mendocinos. Ello bajo dogmas con el mismo tenor oscurantista de la Edad Media, donde las leyendas y fábulas sembraban el miedo en el común colectivo. La Edad Media fue superada por la Edad Moderna, instancia de la historia donde surgieron las ciencias, que utilizando criterios como la objetividad y la rigurosidad científica, retiraron el manto de oscuridad.
Es necesario reflexionar y reconocer que en el caso de Mendoza se ha comunicado e informado, pero ello no ha sido suficiente de momento que existen ciudadanos con dudas genuinas, pero también existen grupos radicalizados como los nombrados con anterioridad. Conceptos como consumo del agua, utilización del cianuro y ácido sulfúrico en minería fueron determinantes. En un rápido análisis, la minería propone un uso más limitado y controlado del recurso hídrico versus el riego en manto del sector agrícola, donde el agua es mal utilizada y se la pierde. Y, respecto a “los fantasmas” como el cianuro y el ácido sulfúrico, se puede decir que el primero se lo utiliza intensivamente en la fabricación de plásticos y medicamentos, así como en el sector alimenticio, mientras que la minería consume menos del 20% del cianuro producido a escala global; por cuanto al ácido sulfúrico, se lo utiliza ampliamente en diferentes fábricas, incluyendo la limpieza de tanques de bodegas. En la minería, el cianuro como el ácido sulfúrico son rigurosamente controlados en sus etapas de transporte, uso y disposición final, inclusive más que otros segmentos industriales.
No todo está perdido. Para aquellos que apostamos por una industria que otorga empleo, infraestructura, recursos y cuida de las personas y del medioambiente, es preciso comunicar más y mejor: el discurso tremendista, falaz y falto de objetividad científica ganó una vez más. En el caso de Mendoza, provincia con amplia riqueza geológica y un retroceso económico marcado a lo largo de los últimos 15 años, se necesita avanzar con la industria minera. Todos los actores deberemos analizar estrategias para llegar a buen puerto. Ahora, y más que nunca, es preciso tener en cuenta una legendaria frase de Indira Gandhi: “No hay peor contaminación que la pobreza”